lunes, 28 de mayo de 2007

Donando sangre


Hace poco tiempo tuve que donar sangre en un hospital del ISSSTE porque un pariente necesitaba una intervención quirúrgica. No se si es una costumbre o una ley o una necesidad, pero en todos los hospitales del sector público como se les llama a los de gobierno es requisito que la persona a intervenir presente dos donadores, aunque la sangre no sea del tipo del enfermo, esto quiere decir que si es necesario realizarle una transfusión a alguien quien sabe de cual le pongan.

Yo nunca había hecho una donación de sangre, y aparte de que no había habido necesidad confieso que soy muy cobarde para eso de las agujas, es un terror ciego el que me invade de solo pensar que una puntiaguda aguja va a atravesar mi piel, ni siquiera cuando enfermo de algún resfriado o algo así permito las inyecciones. La cosa es que para donar primero se tiene que presentar uno a una entrevista en donde te preguntan cosas que ni en confesión dirías. Me hicieron pasar a un consultorio y el doctor comienza con el interrogatorio, primero que si fumaba o que si tomaba, después me pregunto que si me desvelo, entonces empecé a sospechar, me dije: ¿No será homosexual este buey y me quiere hacer una proposición indecorosa? Luego las preguntas empezaron a subir de tono, como que primero quieren tomar confianza y luego ya se lanzan así como que casualmente y sigue preguntando: ¿Ha padecido alguna enfermedad contagiosa como hepatitis, Sida o sífilis? ¿Tiene cáncer? La verdad como que esas preguntas me parecen muy tontas ni modo que le diga – Si Doc, una vez tuve Sida y no fui a trabajar en dos días, pero en fin al parecer todo iba bien en la entrevista cuando me dice: ¿Con cuantas mujeres ha estado en los últimos 5 años? ¡Uta madre! ¿Qué le digo? Si le digo la verdad le va a dar envidia y ya no me va a dejar donar entonces dije: voy a darle un número bajo, yo creo que 3 es un buen número. 3 mujeres en 5 años es muy poco yo creo que con eso logro pasar el examen. Pero mala suerte, me dijo que eran muchas y que no podía donar si no presentaba una serie de exámenes médicos como el Sida, hepatitis, y un chorro de enfermedades innobles más. ¡Carajo! Hubiera dicho que dos y me hubiera ahorrado una lana en pruebas de laboratorio, es mas, ese día habíamos como 100 personas formadas y yo fui el único rechazado, ¿Por qué yo tenia que ser el único rechazado de toda la fila? Al menos si hubieran rechazado a otros ya me hubiera sentido acompañado, entonces estuve observando a los otros 99 donadores aprobados pensando: ¡que sana es toda esa gente!

Me sentí el ser más sucio sobre la tierra, como no puedo ser como todas esas personas que no fuman ni toman ni tienen sexo por años, yo no se porque el país esta así con tantos mexicanos abstemios. ¿Dónde vivirán? Seguramente en alguna colonia de primer mundo porque todas las personas que yo conozco tienen alguna debilidad por lo que yo me creía normal.

Quizás las chicas estén buscando al hombre perfecto en los lugares equivocados, deberían ir a los hospitales en los horarios de donadores y verán tantos hombres sanos juntos como jamás los verán en su vida, esos que están en la fila y parecen tener cara de borracho, narices rojas e hinchadas, abultados vientres cerveceros o miradas libinidosas, seguramente debe ser por tanta malteada vitaminadas y tanta abstención sexual.

Para purgar mis pecados y ser un digno donador tuve que pagar casi dos mil pesos en pruebas de laboratorio en donde por cierto, me sacaron varios tubos desangre. Cuando me entregaron mis pruebas no les entendí mucho, pero al parecer no tenía ninguna anomalía por lo que al siguiente día acudí nuevamente a formarme junto con otras 99 personas que no necesitaron de exámenes clínicos para demostrar su potencialidad como donadores sanos. Orgulloso mostré mis exámenes al Doctor quien solo los miro de reojo, y con desprecio los guardó en un cajón y me dijo que pasara con la enfermera para que me sacaran la sangre.

Es una experiencia muy mala, me hicieron pasar a un cuarto donde había varias sillas y otras personas, luego llegó una enfermera con aspecto de sargento y me acerco una aguja con una tripa y al otro extremo una bolsa transparente. Le pregunte: ¿Esa bolsa es para juntar la sangre de todos? ¡No! Es para usted. En ese momento se me hizo la bolsa mas grande que había visto en mi vida, pues si solo les iba a dar un poco de mi sangre no mis viseras completas, luego para acabarla de fregar no le atinaba a la vena, se tapo dos veces la aguja y todavía se encabrona la enfermera, Disculpe a mis venas enfermera, es que no tienen experiencia y por eso se apendejan. Después de dejarme una bolota en el brazo derecho dijo, Mejor en el izquierdo porque de este lado no alcanza el tubo. ¡Hija de su…! Por lo menos en el brazo izquierdo le atino al segundo intento, pero yo ya sentía mis brazos mas picoteados que una prostituta en quincena. Me dejo con la guja puesta y la bolsita en el suelo para que por gravedad cayera la sangre y llenara la bolsita. No se cuanto tiempo pasó habrán sido unos quince o veinte minutos y regresó la enfermera, vio la bolsita y me dijo ¡ay oiga! Ora si le salió mucho, ¡pues como no! La bolsa estaba hinchada y a punto de estallar, se me figuro de esas bolsitas de shampoo individuales que vendían en las tienditas y que uno pensaba que con tantito que le aplastara se iba a reventar, mi brazo estaba como para concursar en una revista de Muscle Man Power ya que se habían resaltado todas las venas. Me quito la aguja y me puso los clásicos algodoncitos en los brazos. No se si por la debilidad, pero ya no pude levantar los brazos ni para mentarles la madre y salí todo pálido ojeroso y con bolas en las venas de ambos brazos.
No entiendo como hay personas que gustan de los hospitales o exámenes médicos. Tengo un amigo que cada semana va al proctólogo a que le haga el examen de la próstata. Le pregunte si no se hace eso una vez al año y me dijo que el quiere prevenir; quiere atacar la enfermedad desde el primer segundo que aparezca. Hasta ahí no me pareció nada sospechosos solo que un dia me comentó que no se había hecho el examen en dos semanas porque su medico se fracturó el dedo medio de la mano. Le comenté que ya había métodos mas eficientes como pruebas de sangre para medir la enzima que solo el cáncer de próstata produce. Resulta que a mi amigo también le dan miedo las agujas y no le gusta perder su sangre. Lo único que no he entendido es porque le realizan los exámenes en la noche y dice que tardan de una a dos horas. La verdad tampoco quiero saberlo.

REFLEXION

Jamás se debe aceptar haber tenido sexo con más de una persona, eso nos puede ahorrar gastos innecesarios.

1 comentario:

Jenn dijo...

bravo, bravo, bravo!!!!
Amigo, me encantó tu blog.
Y tu forma de ser también.
Gracias por ser mi amigo.